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40° - Narrativa tucumana contemporánea

   Al leer los cuentos de la Antología 40° (Narrativa tucumana contemporánea), se puede sentir un calor que va creciendo en cada texto. La temperatura se eleva, aunque haya nieve en el paisaje que se narra, el clima ficcional siempre llega a los 40° al final de cada relato. Los personajes transmiten ese calor tucumano, por el que los autores tuvieron que pasar, seguramente, para escribir estos cuentos. Hay calor en Avalancha de Horacio Paz, un cuento que en cada página parece cubrirse más de nieve, pero donde la trama y las situaciones mantienen encendido y atento al lector. En La permeabilidad de las paredes de Luis Acardi Lobo, el calor está en ese departamento donde convive el protagonista y Marta, en los mates con tostadas, en las duchas calientes, pero sobre todo en las paredes del edificio, por donde se filtra la intimidad de los vecinos. Miguel Ángel García, con su cuento Dos rayitas de señal, nos hace sentir el calor directamente en el desierto, adentro de una ambulancia del Dakar, donde los protagonistas intentaran mantener con vida a uno de los corredores. La antología sigue con Muere Mirtha, de Diego Font, donde el calor está en los cuerpos que participan de una orgía masiva desatada por la muerte de Mirtha Legrand. Pasamos a Gabriela Bosso, con su cuento Hacer un fuego, que con la siguiente frase “Aquel fuego era el perfecto escenariopar todos sus demonios, que esa noche bailaban al compás” nos hace llegar el calor mental de su personaje principal. Fernanda Guerra, en su texto El doctor Tagliapietra, narra como un doctor viejito puede agregar a su vida rutinaria la adrenalina del heroísmo, llegando a extremos muy divertidos, buscando siempre en la mirada de las señoras de su edad el calor de la seducción. En Crayones, de Veronica Barbero, vemos todo desde la visión de una niña, los detalles con los que describe a su abuela Dora, sus movimientos y los objetos que la rodean, son muy precisos y logrados. La amenaza del tupulo, que por momentos parece un bicho y por otros una enredadera que envuelve todo lo que se cuenta en este texto, es la dosis de calor que Vero aporta a esta antología. Luciana Grimanesa Lázaro y su cuento Un hueco en el portón de la casa, nos hace sentir la desesperación (calor) que preduce imaginar la cabecita de un cachorro atorada en un portón. Los aullidos del perrito despiertan el morbo de los vecinos, transformando el problema en una escena de barrio con el plus que el realismo de Luciana le da a sus cuentos. Valentin J. Monroy nos describe el clima tucumano en su cuento La murga con esta frase: “Es sábado, son las diez de la noche, hace calor y la humedad se siente en los huesos” Pero no sólo en esta descripción hay calor, en la fogatita que arma el Negro en una habitación sin respiradero, también cuando los rayos de sol parecen refractarse en la piel de la Murga, una chica de piel morocha y otras veces de un color dorado, se respira calor. Sigue La mano de Kezuro de Ezequiel Nacusse, una historia de amor que desafía los límites de lo convecional sin salirse del realismo. Aparecen imágenes que recuerdan a la poesía del autor, la mano de Kezuro sobre el vientre de la mona, transmitiéndole el calor de un amor infinito. Sigue Marcela Canelada, y su cuento Huasamayo, donde los recitales en El Farolito y Música Esperanza, las comparsas de Los Pocos pero Locos y Los Pecha Pecha y el amor que la protagonista siente por un guitarrista que habla de la muerte del autor, se ve rodeado la calidez de un paisaje único, propio del imaginario de Marcela. Esta antología cierra con un cuento de Blas Rivadeneira, Grafiti, que forma parte de su libro Ibatín, recientemente publicado en Culiquitaca. El protagonista de este cuento es Tomás, un adolescente que sigue desesperado las pistas de amor que una chica dibuja para él. Estos grafitis, que aparecen en las paredes del baño de una escuela, van formando un clima que nos envuelve, y terminamos todos queriendo alcanzar, junto con Tomás, la concretación de ese amor que parece escaparse, pero que nos roza en cada linea del cuento, con su calor interminable.

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